viernes, 3 de enero de 2014

La vida secreta de Walter Mitty: Deja de soñar, empieza a vivir



Gracias a los amigos de Sensacine nuestro corresponsal en Madrid, Julio César Agudo, pudo disfrutar del preestreno de La vida secreta de Walter Mitty. Ahora nos trae la crítica de una de las películas estrella de estas navidades.

La vida secreta de Hollywood nos diría que, a día de hoy, “la industria” se encuentra en un momento de plena efervescencia creativa pero falta de ideas. Existe una revolución en la técnica y los apartados artísticos (diseño, fotografía, edición, montaje, sonido...), en el modo de hacer y "vender" una película (marketing); una revolución formal. En cuanto al contenido, eso es harina de otro costal. Para ello se tira más que nunca de historias ya contadas, de cómics, videojuegos, literatura (la fiel aliada) o, directamente, de remakes…

Pues bien, La vida secreta de Walter Mitty (Ben Stiller, 2013) es un remake de la película homónima de 1947 dirigida por Norman Z. McLeod, basada a su vez en un relato corto de James Thurber, aparecido por primera vez en 1939 en la revista The New Yorker. El personaje ha trascendido a la cultura popular americana, de modo que por aquellos lares es común la expresión “ser un Walter Mitty” para definir a un tipo soñador y que suele “estar en la parra”.

Primera versión de la película

Evidentemente, el film se ha puesto al día, utilizando como contexto para las aventuras de nuestro personaje dos cosas: la transición de la prensa impresa a la digital, en concreto, la compra de la revista Life por un nuevo grupo y el subsiguiente cierre de la edición en papel de la revista (hecho real sucedido en 2007, si bien supongo que la película se toma licencias al respecto) y su infructuosa búsqueda de pareja a través de una página online de citas (de lo mejorcito de la cinta el personaje de Patton Oswalt).

A través de una introducción genial en la que se nos muestran las “evasiones” de Walter de modo original y en las que Ben Stiller muestra su vena más cómica y gamberra, el argumento avanza hasta el punto de no retorno. Mitty deja sus ensoñaciones y se embarca en una aventura real que cambiará su vida para siempre. Cuando hablo de aventura, bien podría decir “Aventura gráfica”, puesto que las andanzas de Mitty le llevan de un continente a otro, siempre con la misma mochila, la misma ropa, conversando con lugareños, intercambiando y utilizando objetos. Parece todo un homenaje a Lucas Arts y sus clásicos videojuegos de principios de los 90. Sin embargo, es cine, prueba de ello es su gran apartado visual y sonoro, destacando una fotografía maravillosa de Stuar Dryburgh. Es cierto que los paisajes que se muestran ayudan (no desvelaremos destinos), pero realmente es sobrecogedor acompañar a Walter.



Por su parte, la banda sonora merece capítulo aparte. No tenía el placer de conocer a José González, músico ecléctico, sueco-argentino para más señas, ni al compositor Theodore Saphiro, pero recomiendo fervientemente acudir a alguna de las muchas listas de Spotify en la que recopilan tanto el play list de la B.S.O., como el resto de temas que suenan en la película (ojo a la versión de Space Oddity de David Bowie –sí, la del Major Tom-). Como muestra dejo Step Out, un tema que podrían haber firmado gustosamente Arcade Fire.



Y para acompañar al conjunto, unos destacados efectos visuales y edición y montaje, entre los que destacan las infografías y textos que intentan imprimir más fuerza y dinamismo al mensaje molón y positivo de la película. Como ese lema que se te grabará a fuego: 

"To see the world, things dangerous to come to,
to see behind walls, draw closer,
to find each other and to feel.
That is the purpose of LIFE".

Lástima que, acabado el viaje espiritual de Walter, el final sea demasiado convencional y nos despierte del sueño, de (posiblemente) la mayor evasión de la que disponemos, el cine.

Lo mejor: Me repito más que Ben Stiller, pero tengo que destacar una vez más los efectos visuales. Quizás la historia sea liviana y el mensaje está trillado, pero lo cuentan de tal forma que te entra por los ojos (y oídos). Vamos, como un anuncio de Apple. Los secundarios, magníficos todos en su papel. Esa madre entrañable (Shirley MacLaine) que lo guarda todo (juro y perjuro que yo tenía el mismo walkman que Walter Mitty!!), Adam Scott buscando la “quintaesencia” del ejecutivo sin corazón que reorganiza empresas (y vidas) y una Kristen Wiig cercana en el mundo real e hilarante en las “idas de olla” de Walter Mitty. Y, como colofón, un Sean Penn que se ríe de sí mismo y, hasta cierto punto, me recuerda al hermano de Nicholas Van Orton en la fincheriana The Game.

Lo peor:El sketch-parodia de El curioso caso de Benjamin Button. ¿Por qué, Ben Stiller, por qué?

¿Y a ti te gustó La vida secreta de Walter Mitty?

5 comentarios:

  1. Pues a mí me encanto... Muy mal le has puesto muy poca nota y por favor se que gustos colores pero ¿cómo es posible que no le encontrases la gracia a la parodia de "El curioso caso de Benjamin Button? Yo fui con varios amigos y debo decirte que fue una escena en la que no nos pudimos aguantar la risa. Ahora no sabía que estaba ante un remake.

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    1. Hola Mari. Gracias por tu comentario. La verdad es que soy bastante duro con las notas, lo reconozco. Tres "Marilyns" es una notaza viniendo de mi parte!

      Y respecto del sketch de Benjamin Button, parece más propio del Saturday Night Live (donde colaboró durante mucho tiempo Kristen Wiig, por cierto) que de una película y no le pillé el punto, la verdad.

      Un saludo.

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  2. Demasiado lenta, mucho duración para poco argumento.Es una historia buena pero con un cortometraje sería suficiente, se hace pesada hasta que al final coge ritmo

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  3. Me ha encantado tu referencia a las aventuras gráficas! Muy buena crítica :-)

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  4. Sinceramente La vida secreta de Walter Mitty ha sido una de mis favoritas y , en mi opinión la mejor dirigida por Ben Stiller. Es decir pocas películas son las que te hacen emocionar con lo que usted interpreta como trillado; sin embargo, yo la encontré como una de las más innovadoras ideas y con un gran mensaje. Simplemente perfecta.

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