martes, 28 de octubre de 2014

Relatos salvajes; días de furia y hartazgo social


Seguro que más de uno de nuestros lectores ha experimentado un día en el que se ha sentido como Michael Douglas en Un día de furia. Hasta los mismísimos de todo y con ganas de tomarse la venganza por uno mismo. Por suerte, se supone que somos seres civilizados y ante situaciones adversas que encima no han sido propiciadas por nosotros (lease crisis, mangoneo de corruptos varios, abuso de autoridad, subida de impuestos sin motivo...) la mayoría de nosotros pone la otra mejilla y como mucho se limita a indignarse en Facebook o dejar comentarios anónimos en los periódicos digitales. Los hay más valientes claro, como los personajes que pueblan Relatos Salvajes; una galería de justicieros y sujetos que se dejan llevar por sus instintos más primarios, y que se rebelan contra aquello que la sociedad espera de ellos como: la sumisión, el mirar hacia otro lado mientras nos despluman o nos ponen los cuernos, o el acatar órdenes que solo parecen cumplir los que menos recursos tienen.

Ya en los magníficos créditos de inicio de la película quedan definidas las intenciones de su director Damián Szifron. Al compás de la música del compositor argentino Gustavo Santaolalla (ganador de dos Oscars por Babel y Brokeback Mountain) el espectador contempla embelesado una serie de planos de animales salvajes en la pantalla, una metáfora de lo que se nos contará a continuación. Aunque de salvajes, la mayoría tengamos más bien poco y seamos unos tiernos corderitos en manos de auténticos depredadores, de los "hijos de puta que dominan el mundo" como dice la cocinera (estupenda Rita Cortese) del segundo de los relatos "Las ratas". 

Se ha comentado mucho lo divertida que es Relatos salvajes, el humor negro que pueblan muchas de sus historias, todas ellas unidas por una característica; la situación límite y por consiguiente, la pérdida de los papeles de personas que se han visto humilladas, pisoteadas, insultadas por el sistema o por sus semejantes, como sucede en la primera historia, la que transcurre en un avión. Más allá de sus excesos, la película esconde una amarga reflexión sobre la naturaleza del ser humano y sobre el alto precio que tenemos que pagar por vivir en una sociedad tan materialista como la actual. 
Leonardo Sbaraglia protagoniza una de las historias más salvajes

Hay historias más cómicas, otras más dramáticas pero todas ellas se devoran sin reservas. Por ejemplo, la protagonizada por Leonardo Sbaraglia que por momentos recuerda a El diablo sobre ruedas de Spielberg, te deja con la boca abierta, asustados de lo primitivos que podemos llegar a ser. En otras en cambio, el poder y el dinero corrompen al individuo hasta anular todo tipo de conmiseración con sus semejantes. Cuando llegamos al último relato (el más destroyer de todos) en el que sobresale la actriz Érica Rivas haciendo de novia, salimos del cine con una sensación parecida a la catarsis. Mucho más relajados porque al menos en la oscuridad de una sala, algunos malos se han llevado su merecido. 

Y es que con el nivel de hartazgo e indignación al que está sometido el ciudadano medio de España y de otros muchos países, no es de extrañar que esta coproducción hispano-argentina haya conectado tan bien con el público. Puede presumir además de ser la película de habla hispana más taquillera de la historia en Argentina (con más de 3 millones de espectadores) y de ser la elegida para representar al país en la carrera por los Oscars y el Goya.

Lo mejor: Todo el reparto está brillante. En cada una de las historias (salvo quizás la inicial, que impacta pero no está al nivel de otras como la de Ricardo Darín o la del accidente de coche) hay unos personajes que resultan cercanos al espectador por muy extremos o hilarantes que puedan parecer. Los relatos están muy bien escritos y rebosan mala leche, humor y denuncia.

Lo peor: Quizás se eche en falta algo más de cohesión en el conjunto, ya que son un conjunto de cortos unidos por la indignación de sus personajes.















1 comentario:

  1. La vi el otro día y me gustó mucho. La primera historia que es el prólogo me pareció impresionante. La del Bar, la vi muy flojita. Las que más me gustaron fueron la de Leonardo Sbaraglia y la de Ricardo Darín. Aunque no hay que perder de vista la de los Novios.

    El ritmo del film es bueno, y todo los actores estupendos.

    Saludos!

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