miércoles, 12 de noviembre de 2014

Diez películas sobre Drácula que probablemente no conozcas



Ahora que aún está en cartelera una nueva incursión del mito de Drácula (Drácula, la leyenda jamás contada), le hemos pedido a todo un experto en la materia: Joaquín Vallet, del que ya habéis podido leer aquí otros especiales sobre cine de terror, que nos descubra diez adaptaciones al cine de este mítico personaje literario que no encontraréis tan fácilmente en los rankings. Como diría el conde, solo podéis entrar en nuestros dominios por vuestra propia voluntad, pero yo que vosotros no me lo perdería. 


DRAKULA HALÁLA (Károly Lajthay, 1921)

Estrenada un año antes que el Nosferatu de Murnau, está producción húngara se encuentra, en la actualidad, lamentablemente perdida. Aunque recientes investigaciones han confirmado que no se trata exactamente de una adaptación de la novela de Bram Stoker, sí sería la primera pieza que, de una forma u otra, abordaría el mito del vampirismo sirviéndose del nombre del personaje. El argumento versaría sobre las pesadillas de una joven que, tras visitar un manicomio, cree ser víctima del conde transilvano, algo que recuerda poderosamente las líneas básicas de El gabinete del doctor Caligari la cual, según el escaso material gráfico que sobrevive de esta pieza de Lajthay, podría ser un referente más que considerable.

DRÁCULA (George Melford, 1931)
Paralelamente a la realización del Drácula de Tod Browning, la Universal produjo esta otra versión de la película rodada en español y destinada a ser comercializada en los países latinoamericanos. Filmada en horario nocturno, cuando el equipo de la otra producción terminaba su jornada de trabajo, se dio por perdida durante décadas hasta que, a finales de los años noventa, fue hallada una copia en Cuba la cual sería convenientemente restaurada. El resultado es una obra media hora más extensa que la versión de Browning que posee, además, un trabajo de cámara de extraordinario dinamismo y creatividad. Una película que adquiere entidad propia más allá de su referente y que representa no solo un film de gran valor histórico, sino de profundos logros cinematográficos.

LA HIJA DE DRÁCULA (Lambert Hillyer, 1936)
La secuela del Drácula de Tod Browning tardó cinco años en ver la luz, debido, sobre todo, a la ingente cantidad de producciones realizadas por la Universal en las que impuso la iconografía y la propia identidad del género. La hija de Drácula no es tanto una película de terror propiamente dicho sino un melodrama que hace de su subtrama romántica y de su arrebatadora combinación con las características formales expuestas por Browning un híbrido de gran solidez y personalidad. La hierática interpretación de Gloria Holden sigue perfectamente la línea impuesta por Bela Lugosi y el film, a pesar del injusto desconocimiento que pesa sobre él, representa una de las más atractivas variaciones sobre el personaje de todas las realizadas durante el clasicismo estadounidense.
Gloria Holden encarnó a la hija de Drácula


EL HIJO DE DRÁCULA (Robert Siodmak, 1943)
La recuperación del mito vampírico por parte de la Universal, apenas explotado en años anteriores (únicamente en La hija de Drácula), se produjo con esta extraña y, por momentos, fascinante obra que entra de lleno en los esquemas básicos de los últimos estertores del género dentro de los estudios. El conde Alucard (ingeniosa manera de ocultar la identidad del auténtico protagonista de la película) acaba convirtiéndose en un trasunto del nazismo en base al tratamiento que Robert Siodmak le confiere, no exento de elementos propios del cine negro del que el cineasta se convertiría en uno de sus máximos representantes en años posteriores. Así, El hijo de Drácula adquiere una mixtura tonal muy propia de la coyuntura dominante y de los derroteros adoptados por la Universal.

LA ZÍNGARA Y LOS MONSTRUOS (Erle C. Kenton, 1944)
A la izquierda el cartel original del film y a la derecha John Carradine como Drácula
Segunda reunión de monstruos llevada a cabo por la Universal tras el éxito de la excelente Frankenstein y el hombre lobo. Drácula únicamente tiene presencia durante los primeros minutos del film, muriendo antes que el conflicto que estructura su argumento se lleve a cabo. Empero, tanto la interpretación de John Carradine (que retomaría el rol en La mansión de Drácula) como la propia manera con la que Kenton construye y desarrolla este bloque acaban convirtiéndolo en una especie de cortometraje con entidad propia dentro de una película que acaba desentendiéndose por completo de la influencia del conde transilvano. A pesar de ello, La zíngara y los monstruos integra atractivos de todo tipo, comenzando por su reparto y terminando por la consumada profesionalidad de sus responsables.

Nos vemos muy pronto para conocer otras cinco películas ocultas de Drácula. 
¡Te esperamos!

7 comentarios:

  1. Muy buen post, la verdad es que no he visto ninguna!!! Saludos!

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  2. Gracias Patricia, me alegro que te haya gustado. Yo también tengo pendiente muchas, así que este especial viene muy bien por eso.
    Saludos!!

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  3. Cierto, no conozco ninguna jeje, pero llama mi atención El hijo de Drácula. Yo me quedo con los clásicos: Nosferatu (1922) y Drácula (1931); la nueva revisión me parece por completo innecesaria. Un saludo :)

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    1. Nosferatu, el Drácula de 1931 y el Drácula de Coppola es mi tríada favorita. La adaptación de Coppola es un placer culpable, bueno nada de culpable porque la disfruto muchísimo.

      Un saludo y gracias por comentar Juan.

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  4. http://www.filmaffinity.com/es/film785472.html
    Mi primer Drácula, con Jack Palance poniendo su poderoso rostro al servicio del personaje. Aunque no la veo desde hace más de 25 años, recuerdo que humanizaba al Conde, que moría sin desintegrarse. En el epílogo se hacía referencia al personaje histórico y su lucha contra el turco.

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    1. Pues mira esa tampoco la he visto, si es que hay tantísimas versiones que daría para diez posts o más!! Jack Palance como Drácula, la verdad es que no desentona mucho.
      Gracias por pasarte Marco!!
      Un abrazo.

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  5. Por cierto, la adaptación de Badham merece una revisión, pese a lo empalagoso que estaba Langella. Alguno de los vampiros más aterradores de la historia del género y gran banda sonora de John Williams.

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