miércoles, 20 de enero de 2016

Crítica Los odiosos ocho (The hateful eight)


Mascando diálogos
Por María José Agudo


Nieve, ese fue el concepto sobre el que trabajó Morricone antes de componer la banda sonora de la octava película de Tarantino. En efecto, la nieve es un elemento crucial en el nuevo divertimento del director de Pulp Fiction. Es la excusa para hacer coincidir en la trama a una serie de personajes de dudosa moralidad; la mayoría de ellos aún sangrando por las heridas no visibles que ha dejado la Guerra Civil Americana. Todos ellos escupen por sus bocas algo más que tabaco: las réplicas y contrarréplicas de papá Quentin, quien esta vez aumenta aún más la dosis de verborrea, hasta llegar a resultar algo cargante. 

Nunca en un western se debió hablar tanto, dirán algunos. Pero estamos hablando de alguien capaz de meter en una coctelera desde Truffaut (La novia vestía de negro) hasta el cine de artes marciales y la música de Lole y Manuel, por poner solo un ejemplo. Por lo tanto, no es extraño que ahora Tarantino haya parido un western de cámara o interiores. Una historia dividida (una vez más) en varios capítulos y que transcurre sin prisas, como ese largo y espectacular plano con el que se abre el filme y en el que contemplamos como la nieve va cubriendo a un Cristo de madera, señal nada halagüeña para los viajeros que buscan llegar a Red Rock, el pueblo más cercano. Entre ellos, el cazarrecompensas John Ruth, alias "La horca" (Kurt Russell) y su fugitiva Daisy Domergue (Jennifer Jason Leigh), el mayor Marquis Warren (Samuel L. Jackson), un antiguo soldado de la Unión convertido en cazarrecompensas, y Chris Mannix (Walton Goggins),un renegado del Sur que afirma ser el nuevo sheriff de Red Rock.


Si bien las pocas escenas filmadas en exteriores (una pena que no podamos disfrutarlas en el formato que se han rodado, los 70 mm) resultan majestuosas gracias a la labor del director de fotografía Robert Richardson, la acción principal tiene lugar exclusivamente en una cabaña aislada, la Mercería de Minnie. Es en este sitio donde los anteriores viajeros se topan con cuatro desconocidos: Bob (Demian Bichir), Oswaldo Mobray (Tim Roth), el vaquero Joe Gage (Michael Madsen) y el general confederado Sanford Smithers (Bruce Dern). De todos estos personajes, hay algunos que podríamos sacar de aquí, incluirlos en otras películas suyas y no chirriarían. Es el caso de Michael Madsen (repetitivo) o de Tim Roth, quien compone un papel muy similar en formas y maneras al Christoph Waltz de Malditos Bastardos y Django. Quizás sean Daisy y el mayor Smithers los que en un ambiente opresivo, aislados del exterior, resulten más creíbles como personajes, no como caricaturas parlantes rebosantes de ingenio. 

Daisy Domergue, el único personaje femenino del film. Parca en palabras, mordaz,  cínica...la "mujer fatal" que le gusta a Tarantino, despojada de sexualidad pero capaz de medirse con su hombre y salir ganando
Una vez puestas todas las cartas sobre la mesa, comienza el juego, siendo un gran acierto el dotar a la trama (bastante sencilla) de un toque de misterio. La Mercería de Minnie está emparentada con esas mansiones que aparecían en algunas novelas de Agatha Christie. Aquellas en donde se daban cita un conjunto de personas sospechosas y con la ayuda de una Miss Marple o un Hércules Poirot (aquí este rol recae en un espléndido Samuel L. Jackson) el lector debía resolver un crimen. El juego se adereza con una excelente tensión dramática que remite directamente a otras escenas destacadas de su filmografía: la del bar en Malditos Bastardos o la cena en la mansión de Calvin Candie en la más reciente Django Desencadenado. Una tensión aquí alargada hasta el exceso y fruto del arma que mejor maneja este director: los diálogos, aunque como buen autor enamorado de sí mismo, a veces su recurso estrella se le vaya de las manos. 

"Una vez puestas todas las cartas sobre la mesa, comienza el juego, siendo un gran acierto el dotar a la trama (bastante sencilla) de un toque de misterio".

Por supuesto, en capítulos posteriores estalla la violencia que uno espera de Tarantino: explícita, vengativa y sangrienta (ese plano de Daisy que recuerda a Carrie de Brian de Palma). Aunque esta vez resulte más violento el relato de una felación que cien tiros a quemarropa. Además de la violencia física y verbal, encontramos otros recursos habituales en su cine como el uso del McGuffin (en este caso la carta de Lincoln), o los saltos en el tiempo, con los que Tarantino deja claro que lo suyo nunca fueron las elipsis, y que prefiere darle todo mascado al espectador. Tanta explicación tiene sus consecuencias, una caída del ritmo en el tramo final y la sensación de que una vez más a la película le sobra metraje.

Tarantino se repite para lo bueno y para lo malo, pero esta vez sorprende en el uso de la música. Si en sus anteriores trabajos, la banda sonora era un reflejo de sus dispares gustos y el de Tennessee cogía prestado todo aquello que le parecía, con el consiguiente enfado de alguno de sus ídolos (Morricone), en Los odiosos ocho (título imposible en castellano) se ha vuelto por fin comedido. Ha dejado que Morricone componga una banda sonora sobria y que infunde en quien la escucha una sensación de agobio, de que algo malo va a ocurrir. El score del italiano se complementa con unas pocas canciones bien escogidas y con música tocada por algún personaje, como esa preciosa canción que toca a la guitarra el personaje de Jennifer Jason Leigh.

Lo mejor: La buena mano de Tarantino en la escritura de diálogos, la dirección de actores, la banda sonora de Morricone (pese a que no es de lo mejor que ha hecho el maestro italiano ni de lejos), la fotografía (justa nominada al Oscar), el guiño a La cosa de Carpenter, con la que imaginamos que no es una coincidencia que comparta actor (Russell), compositor (Morricone), personajes encerrados y mucha nieve.


Lo peor: En algunos momentos llega a ser demasiado reiterativa, le sobra duración (tarda demasiado en arrancar) y peca de ombliguismo (nunca Tarantino se autoplagió más). El guion tiene algún pero, una vez que recompones el puzzle narrativo. 
















Dirección: Quentin Tarantino. Título original: The Hateful Eight. País: USA. Año: 2015. Duración: 167 min. Productora: The Weinstein Company. Género: Western. Intérpretes: Samuel L. Jackson, Kurt Russell, Jennifer Jason Leigh, Walton Goggins, Demian Bichir, Tim Roth, Michael Madsen, Bruce Dern, James Parks, Dana Gourrier, Zoë Bell, Channing Tatum. Guion: Quentin Tarantino. Música: Ennio Morricone.  Fotografía: Robert Richardson.

2 comentarios:

  1. Coincido totalmente con tu crítica, a mí como buena tarantiniana la película me ha gustado bastante (siendo consciente de los "contras" que bien mencionas), y es que esos diálogos me dan la vida!!! El papel de Samuel L.Jackson me ha divertido mucho y el toque de misterio me ha encantado también.

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  2. Excelente crítica y reseña. El cine de Tarantino siempre me a parecido muy peculiar y en ocasiones complejo, sin embargo me parece que se caracteriza por elegir un elenco bastante capaz de llevar a la realidad sus personajes. Cuando un actor logra encarnar personajes con personalidades distintas, puede decirse que es un buen actor, así nos demuestra Walton Goggin con su nuevo personaje como Lee Russell en la serie Vice Principals, aquí se presenta como el Vicepresidente de una secundaria, luchando contra Neal Gamby (interpretado por Danny McBride Director también de la serie) que también busca ocupar el lugar vacío del Director de la escuela. Así Walton Goggin nos aleja del personaje que había tomado en la serie The Shield como Detective o en la película “Los 8 más odiados” y nos adentra a uno en donde los tintes cómicos y dramáticos están presentes.

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