jueves, 6 de noviembre de 2014

Magical Girl; una película brillante


Hemos invitado a Mateo Sánchez para que nos aclare si es verdad que Magical Girl, segundo largometraje del madrileño Carlos Vermut tras Diamond Flash, es tan buena como dicen, y por su crítica parece que no hay ninguna duda. Magical Girl ( Concha de Oro a la mejor película y Concha de Plata al mejor director en el Festival de San Sebastián) es una de las películas del 2014.

Magical Girl
Por Mateo Sánchez

Es difícil hablar sobre Magical Girl sin revelar ningún dato del argumento, porque esta es una de esas obras que debe verse a ciegas. Carlos Vermut ha conseguido dar forma a una de las producciones más profundas, personales y absorbentes de la historia del cine español; una película tan mágica como bien estructurada e inolvidable.  El encanto de Magical Girl reside en una atmósfera que atrapa desde la genial primera secuencia, unida a una trama que exige un espectador activo al que recompensa con la cantidad justa de respuestas en el desenlace.  

Las influencias de Vermut son muchas y muy variadas; desde un manejo del suspense digno de Hitchcock hasta un equilibrio y una composición en los planos que haría las delicias de Wes Anderson, pasando por un abanico de situaciones que recogen lo mejor de Lynch y Tarantino. Todo esto bañado en una austeridad estética de planos fijos y estabilidad cromática que resulta tan adecuada como inolvidable.



Sus ojos nos dicen que por dentro está tan rota como el espejo

Con una estructura cíclica, el guión va construyendo dos historias que se entrelazan entre si y cuyos entresijos se van revelando poco a poco a través de un magistral uso de los saltos temporales. El elenco de personajes brilla tanto en la fuerza y complejidad que transmiten individualmente como en el simbolismo que cobran al unirse, pues las figuras del profesor de matemáticas y del profesor de literatura son la encarnación de la esencia del film: la confrontación entre el raciocinio y la pasión, una lucha que se presenta de forma interna en todos los protagonistas y de forma externa en el clímax de la película.

La banda sonora destaca por el uso intradiegético en prácticamente la totalidad del metraje (de nuevo asoma Wes Anderson) y por la mezcla de dos culturas musicales tan distantes como son la andaluza y la nipona. Porque si hay algo que se le da bien a Vermut es mezclar, y la perfecta simbiosis que hay de comedia negra y drama en este segundo largometraje es uno de sus atractivos más grandes.

Magical Girl sorprende por su narrativa, por su accesible complejidad y por una deliciosa ausencia de escrúpulos. No es una película que vaya a gustar a todo el mundo, pero sí es una película que todo el mundo debería ver.

Lo mejor: El contundente desenlace y los interrogantes que quedan en el aire, que enriquecen enormemente la experiencia.

Lo peor: Que no vaya a tener ni una décima parte del público que se merece.



1 comentario:

  1. Tengo muchas ganas de verla. Está en mi lista de pelis prioritarias. A ver si saco un rato y la visiono.

    Saludos!

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