Seguro que más de uno de nuestros lectores ha experimentado un día en el que se ha sentido como Michael Douglas en Un día de furia. Hasta los mismísimos de todo y con ganas de tomarse la venganza por uno mismo. Por suerte, se supone que somos seres civilizados y ante situaciones adversas que encima no han sido propiciadas por nosotros (lease crisis, mangoneo de corruptos varios, abuso de autoridad, subida de impuestos sin motivo...) la mayoría de nosotros pone la otra mejilla y como mucho se limita a indignarse en Facebook o dejar comentarios anónimos en los periódicos digitales. Los hay más valientes claro, como los personajes que pueblan Relatos Salvajes; una galería de justicieros y sujetos que se dejan llevar por sus instintos más primarios, y que se rebelan contra aquello que la sociedad espera de ellos como: la sumisión, el mirar hacia otro lado mientras nos despluman o nos ponen los cuernos, o el acatar órdenes que solo parecen cumplir los que menos recursos tienen.
